El caballete:
Escritura semanal de pequeñas historias por un grupo de personas con mucha imaginación y poco tiempo libre.
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6º ronda: Anochece.
Las palabras empleadas han sido: lágrima, mecanismo y predecir.
Anochece, como al morir cada día, oscurece y el frío brota de todos los rincones, pero no sé por qué antes no pude predecir que ésta noche no sería común, todo se ha vuelto más tedioso que de costumbre… todo mas monótono que lo usual, por lo cual, entre tanta penumbra, decido pensar para luego intentar actuar. Qué fácil sería todo si aún estuvieras aquí… vamos, debo dejar de pensar así, sino, ¡acabaré mal! Fallido intento de pensamiento el que me ha abordado… Será mejor acostarme, que el sueño se encargue de agotar estas horas, que el sueño se encargue de limitarme el poder recordarte con tanta precisión… con tanta obsesión.
Y en cama abro mis ojos, sin obtener como resultado percibir al menos una silueta bizarra de algún objeto carente de valor de los que llenan ésta habitación, da lo mismo abrir los ojos que cerrarlos… Un tibio aliento roza mi cuello, un suave olor llena la habitación y mi corazón se acelera, como indicándome que aquello que siento es real, más, solo por un momento, dicha ilusión entorpece mi obligado descanso, sé que es imposible, que es solo un mecanismo de distracción que intenta usar mi descontrolada mente para arrastrarme aún mas hasta lo inminente, lo insuperablemente temido, aquello en lo que digo estar a gusto, pero que siempre he podido controlar, el exceso de locura, el exceso de tu ausencia.
Intento mis brazos mover para apoyarme y luego ponerme en pie, pero de alguna forma alguien me detiene, siento su cuerpo sobre mí, sus dedos entrecruzados con los míos, aproxima su rostro y lo sé porque sus cabellos rozan mi pecho, sus lacios y negros cabellos que la oscuridad no me dejan ver pero que puedo definitivamente oler y reconocer entre tantos que han intentado igualar su belleza, entre tantos que han pertenecido a tantas que traté desear igual. Yo sigo sin poder moverme, no porque su fuerza logre doblegarme, sino porque su presencia me confunde hasta tal punto en que puede inmovilizarme, bloquearme, impedirme hablar y solo me deja anhelar poder admirarla una vez más. Absorto en el breve instante me dejo llevar y tan solo un beso me deja probar para luego alejarse con el sonido de su risa que se aleja poco a poco, risa malvada y atractiva.
Es este el momento en el que al fin logro sentarme, abruptamente abro mis ojos y escucho la voz del presente, la voz de mi actual compañera quien pregunta por qué rayos despierto tan asustado y, con la rapidez con la cual una lágrima desaparece del rostro de aquel que no sabe llorar, respondo: Sólo una pesadilla, sólo una risa malvada que me atormentaba, pero que al final me ha dejado en paz. Después de responder pienso en qué fácil es mentir a quien no te conoce y que difícil resulta engañar a un recuerdo que reconoces aún sin manifestarse del todo. Espero que no retornes jamás, preciosa y adictiva pesadilla, y que tu blanca piel no surta efecto alguno en mí si he de toparme contigo, porque tu mirada seguirá igual de fría y distante aunque me esfuerce en devolverte la paz que solo en él lograste encontrar.
Y en cama abro mis ojos, sin obtener como resultado percibir al menos una silueta bizarra de algún objeto carente de valor de los que llenan ésta habitación, da lo mismo abrir los ojos que cerrarlos… Un tibio aliento roza mi cuello, un suave olor llena la habitación y mi corazón se acelera, como indicándome que aquello que siento es real, más, solo por un momento, dicha ilusión entorpece mi obligado descanso, sé que es imposible, que es solo un mecanismo de distracción que intenta usar mi descontrolada mente para arrastrarme aún mas hasta lo inminente, lo insuperablemente temido, aquello en lo que digo estar a gusto, pero que siempre he podido controlar, el exceso de locura, el exceso de tu ausencia.
Intento mis brazos mover para apoyarme y luego ponerme en pie, pero de alguna forma alguien me detiene, siento su cuerpo sobre mí, sus dedos entrecruzados con los míos, aproxima su rostro y lo sé porque sus cabellos rozan mi pecho, sus lacios y negros cabellos que la oscuridad no me dejan ver pero que puedo definitivamente oler y reconocer entre tantos que han intentado igualar su belleza, entre tantos que han pertenecido a tantas que traté desear igual. Yo sigo sin poder moverme, no porque su fuerza logre doblegarme, sino porque su presencia me confunde hasta tal punto en que puede inmovilizarme, bloquearme, impedirme hablar y solo me deja anhelar poder admirarla una vez más. Absorto en el breve instante me dejo llevar y tan solo un beso me deja probar para luego alejarse con el sonido de su risa que se aleja poco a poco, risa malvada y atractiva.
Es este el momento en el que al fin logro sentarme, abruptamente abro mis ojos y escucho la voz del presente, la voz de mi actual compañera quien pregunta por qué rayos despierto tan asustado y, con la rapidez con la cual una lágrima desaparece del rostro de aquel que no sabe llorar, respondo: Sólo una pesadilla, sólo una risa malvada que me atormentaba, pero que al final me ha dejado en paz. Después de responder pienso en qué fácil es mentir a quien no te conoce y que difícil resulta engañar a un recuerdo que reconoces aún sin manifestarse del todo. Espero que no retornes jamás, preciosa y adictiva pesadilla, y que tu blanca piel no surta efecto alguno en mí si he de toparme contigo, porque tu mirada seguirá igual de fría y distante aunque me esfuerce en devolverte la paz que solo en él lograste encontrar.
Snakenight.
domingo, abril 04, 2010 | Etiquetas: lágrima, mecanismo, predecir, Sarasnake | 2 Comments
6° ronda: lágrima
Palabras utilizadas:
Lágrimas, mecanismo, predecir.
El estridor del despertador da inicio al día, sin la menor de las quejas nuestro personaje principal despierta y se pone en pie, el sueño queda adherido a la almohada; el agua fría del lavamanos recorre su rostro, dejando de lado cualquier rastro de pereza; se coloca una camiseta, un mono, zapatos deportivos y el cronometro en la muñeca derecha empieza a contar en cuanto sale a la calle y comienza a trotar, la respiración rítmica, los latidos matizando, el sudor recorriendo el rostro, retorna a casa luego de 45 minutos exactos, ni uno menos ni uno de mas, por mas que lo desee. El agua corre y elimina rastro alguno del ejercicio, 45 minutos: una ducha, lavado de dientes, vestirse y una taza de café. 15 minutos en el metro hasta el trabajo, saludos de menos de 5 segundos a quien pase por en frente sin aminorar el paso. El cumplimiento exacto de los puntos del día. Salir a las 6pm exactamente, ni antes ni luego, despedidas en menos de 5 segundos a quien pase por en frente sin aminorar el paso, 15 minutos en el metro de regreso. 45 minutos: una ducha, la pijama, y preparar la cena. 50 paginas del libro de turno. Toda una vida construida en base a un mecanismo por unidades de tiempo, en base a cantidades, un mecanismo a prueba de todo, un mecanismo que permite la Predicción inviolable del día a día, sin sorpresas permitidas, sin riesgos. El estridor del despertador da inicio al día 1 hora mas tarde, es fin de semana, sin la menor de las quejas nuestro personaje principal despierta y se pone en pie, el sueño queda adherido a la almohada; el agua fría del lavamanos recorre su rostro, dejando de lado cualquier rastro de pereza; se coloca una camiseta, un mono, zapatos deportivos y el cronometro en la muñeca derecha empieza a contar en cuanto sale a la calle y comienza a trotar, la respiración rítmica, los latidos matizando, el sudor recorriendo el rostro, retorna a casa luego de 45 minutos exactos, ni uno menos ni uno de mas, por mas que lo desee. El agua corre y elimina rastro alguno del ejercicio, 45 minutos: una ducha, lavado de dientes, vestirse y una taza de café. 10 minutos caminando hasta el mercado cercano, la misma cantidad de dinero del la semana anterior, mas un 10% para predecir inconvenientes. Un saludo al portero, un carrito de la primera columna, comenzando por el pasillo 1 (por supuesto). Se agacha para tomar algo del estante en el pasillo 3, su carrito se desplaza levemente haciéndole perder el equilibrio. “lo siento mucho – dice una voz – golpee tu carro sin darme cuenta. ¿te encuentras bien?” se levante y mira a su interlocutor, una mirada llena su alma, una mirada le atraviesa y le desnuda de una vez, impredecible, al tiempo que una sensación extraña le recorre el rostro, juega con el y dibuja a sus anchas una correspondida sonrisa; un ruidoso CRASH resuena en su interior. Los engranajes se han atascados, los tornillos se han roto, los resortes saltaron desbaratados, la mecánica predicción de la vida llego a su fin, una lagrima recorre la mejilla de nuestro personaje principal, oxidándolo del todo, inundando de dicha el alma. La vida, su vida, finalmente ha comenzado…
Escrito por: Rebeca
domingo, abril 04, 2010 | Etiquetas: lágrima, mecanismo, predecir, RBK | 0 Comments
6° ronda: lágrimas
Palabras utilizadas:
Lágrima, mecanismo, predecir
Mi maestro iba de pie en el centro de nuestro rupestre bote. En medio de aquel inquebrantable silencio, el remo creaba ondas en la superficie del agua turbia; mientras una estilizada neblina se enrollaba a su alrededor como anillos concéntricos.
Me había hecho levantarme antes del amanecer, y en silencio lo había seguido a esta costa; tétrica como la misma muerte. Habíamos agarrado algunos dientes de león cerca del agua para luego dirigirnos al muelle para emprender el viaje. Nada alteraba estas aguas, ni siquiera un pez asomaba su cabeza en busca de pan; solo el remo era un disturbio en la serenidad de aquel llano desierto.
Mi maestro, que solía mirar al vacío, me dirigió su mirada y entendí el mensaje; ambos nos arrodillamos, oramos en susurros individuales; cada quien pronunció una palabra de algún viejo rey o dios antiguo y por último purificamos nuestra aura con algún hechizo sencillo. Volvió a mirarme; el preludio había terminado.
Como pensé que esperaba que hiciera algo; miré la superficie del agua, y pensé en tocarla suavemente con la yema de mis dedos; pero un remo me detuvo. Una criatura de niebla me observaba fijamente. Caí hacia atrás sorprendido; no había visto cuando se había hecho presente.
-Debes conocer el mecanismo de la naturaleza –dijo mi maestro bajando el remo con el que me había detenido de hacer una imprudencia- ella no te favorece ni te es hostil –diciendo esto extendió uno de los dientes de león fuera del bote. Aquella niebla, con forma quizás de un zorro se acercó y comió la parte superior de aquella hierba; dejando solo su tallo; y se desvaneció tranquilamente.
-conocer el mecanismo… -susurré para mí. Mi maestro extendió el tallo hacia mí.
-toca con él la superficie del agua y levántalo –dijo él, y así lo hice. Una gota se aferró al tallo. Era transparente y lozana. Busqué la forma de comprender aquello; el porqué de todo este viaje; pero el significado me llegó abruptamente.
Veía sumamente borroso; luces encandilaban mis ojos y los hacían arder. Sentí el desenfreno de llorar. Un mar de sentimientos confusos y nerviosos, sonidos, luces, personas que no conocía. Ante la impotencia de mis movimientos solo gritar parecía una solución lógica. De repente el contacto con algo cálido; veía un poco mejor y distinguía una cálida piel, una persona familiar quizás, no más; de repente el latir de un corazón conocido hizo detener toda mi perplejidad y sentirme en casa.
Abandoné aquel espejismo algo perplejo respirando agitadamente; acababa de vivir un recuerdo que no me pertenecía. Mi maestro me pidió que repitiera el proceso cuanto antes. Sabía que no respondería preguntas hasta que lo considerara necesario así que obedecí. Una nueva imagen apareció ante mí.
Sostenía flores blancas en mi mano derecha; delante de mí una estación de tren. Sentía en mi interior nerviosismo y esperanza mientras caminaba por aquel lugar buscando un rostro. Mis pasos se detuvieron; viendo aquella mujer; causante de aquellos sentimientos montarse en el vagón, agarrada de la mano de otro hombre. Me vio a lo lejos y me dirigió una mirada triste, de disculpa. Supe entonces que aquella esperanza de que no se marchara no tenía fundamento. Una lágrima cayó al piso de aquel andén en compañía de unas flores blancas.
Se desvaneció aquella ilusión; nuevamente me encontraba respirando agitadamente en el bote y mi maestro me permitió descansar un minuto en silencio. Lo miré interrogante y el asintió. Volví a levantar una gota con la punta del tallo. Podía predecir que pasaría ahora.
Agarré su mano fuertemente; incluso antes de abrir los ojos. Mi hija me miraba tristemente. Atrás su hermano estaba en el sofá sosteniendo su cabeza. Apretó mi mano y la colocó en su mejilla; y vi como mi arrugada piel contrastaba con su lozano rostro. Estaba ya cansado de aquellas silenciosas despedidas. Solo notaba aquella inconsolable tristeza en los ojos de mis hijos; los demás habían venido solo por deber; y sus palabras vacías y mecánicas me agotaban.
-cuida de tu hermano –susurré, sentía miedo de marcharme, así como de dejarlos
-lo haré papá –dijo ella con voz quebrada. Una lágrima resbaló por mi mejilla.
Aquella nueva ilusión acabó y me senté nuevamente. Mi maestro tomó el tallo y lo guardó. Ofreció a aquel guardián un último diente de león y empezó a remar de regreso.
-Estas aguas contienen los sentimientos humanos más profundos –dijo mi maestro. Miré la superficie del agua, entendiendo que cada una de esas gotas era un momento de la humanidad –Estas aguas son un reservorio de esperanzas y desesperanzas, de sueños cumplidos y de sueños rotos; cada lágrima de la humanidad está contenido en este lago; con ello el recuerdo y la esencia de aquellas personas; de aquello que moldeó su ser; esto es lo que le confiere magia a este lugar.
Subí al muelle viendo a lo lejos la criatura de niebla alejarse de la costa al haber cumplido su trabajo.
Escrito por: daya.dmg
domingo, abril 04, 2010 | Etiquetas: Daya, lágrima, mecanismo, predecir | 0 Comments
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