El caballete:

Escritura semanal de pequeñas historias por un grupo de personas con mucha imaginación y poco tiempo libre.


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14º RONDA DE CUENTOS


Hago una última corrección en la hoja, no sé de donde ha venido, no sé como ha llegado. El suave roce del arco sobre las cuerdas, prolongado de a poco, incrementándose solo un segundo a la vez, la respiración contenida y expectante. El escape inducido de las notas, tiernas, fuertes, invencibles. La brisa atraviesa armoniosa las cuerdas entre mis dedos, otorgando aun más fluidez a esto que es, a esta maravillosa complacencia del alma que somos, que soy a tu lado. Las notas danzan libres a mi alrededor, riendo, sorprendidas de su propia existencia, increíble, inesperada e inimaginable. El ritmo aumenta su velocidad, su pasión se incrementa con cada movimiento de mi mano; una vitalidad profunda y calida me invade, me llena el alma antes empolvada, finalmente he hallado mi reflejo. Los latidos se aceleran, una sonrisa improvisada acude a este mágico momento de descubrimiento interior. Los sonidos se mezclan, las imperfecciones que pudiesen existir solo logran enaltecer su belleza, su existencia única y perfecta. De pronto descubro sin sorpresa tu mano sobre mi hombro, tu detrás de mi. Una tierna lagrima roza tu mejilla. “Que hermosas notas” me dices. Te miro y me parece increíble tu existencia en mí… “Si tu fueras melodía amada mía, es así como sonarías”
r.asuaje

14º Ronda de Cuentos: Inquietante provocación anhelada.

Las palabras empleadas han sido: roce, complacencia, sorprender y descubrir.

Si tan sólo pudieras leer mi mente,
Si mis más ocultos pensamientos fueran develados finalmente a quien están dedicados,
Si al aproximarse la noche vieras en mí el lobo oculto bajo la piel de cordero,
Quizás no estarías en tanta calma, y quizás, tan sólo quizás, te dejaras llevar…

Si con el roce de mis manos te estremecieras del modo en que suelo hacerlo con tan solo verte llegar,
Si en las noches frías me permitieras mostrarte una mejor forma de mantener cálida tu blanca piel,
Si lo hicieras, no dejarías de sorprenderte,
Porque sólo así alcanzarías a perder el miedo a lo perverso y distante que hay en mí,
Verías cuánta ternura sería capaz de brindarte, en sólo una oportunidad…

Si todo se plasmara, sentirías a alguien renacer y morir en tus brazos,
Pero de seguro, desearías correr al fin del mundo, lejos de mí,
Porque gente lunática como yo se vuelve posesiva, debido a la existencia de seres como tú,
Gracioso ser dotado de capacidad para darme vida y dejarme sin respiro simplemente con sonreír así…

Snakenight.

Cuento: Semblante

Palabras utilizadas: 
complacencia, roce, descubrir, sorprender


      Avanzo por cámaras sombrías de mi subconsciente; dejando atrás numerosos corredores, plazoletas desiertas de mi niñez, desvanes llenos de temores, bodegas de sabores, aposentos para sueños y metas, alcobas de seda para mis fantasías. Asomo mi cabeza en aquellos vestíbulos donde todos aquellos que conozco se encuentran de pie mirando fijamente mi rostro, les sonrío con complacencia a aquellos espectros de mi mente mientras continúo mi camino. Cruzo por un callejón de cosas olvidadas, donde rozo con la palma de mi mano una vieja bicicleta, la jaula de tórtolas de la casa de verano, el libro que nunca devolví, el cenicero humeante del abuelo, la radio desvencijada que cantaba boleros, todo lo dejé atrás y me senté en una solitaria estancia, llena de los cuadros que pinté en aquellos tiempos de juventud. En una repisa de caoba empolvada reposaban los libros que he leído, discos que he escuchado, cartas que he escrito. Un río serpentea lascivo a mis pies y el primer perro que tuve brinca despotricado sobre el agua queriendo arrancarle la cabeza con el hocico como si fuese algún antiguo ritual. La materia a mi alrededor se transmutaba como el humo de un incienso cuando cumple su labor en alguna esquina.  A pesar que no es la primera vez que vengo aquí, siempre me sorprendo al descubrir aquello que vine a buscar. Frente a mí observo un rostro, lo escucho, lo huelo, lo  saboreo, siento aquel  rostro; todo ha desaparecido y solo está él. Aquel conjunto de facciones me invade y yo lo invado. Aquellos ojos cerrados, pestañas cubiertas de escarcha blanca como nieve, labios algo quebrados y secos, pómulos pálidos y una nariz que respira lentamente. Rozo con el poder de mis recuerdos, moldeando cada detalle; perfeccionando mis propias divagaciones. Perfecciono la curva de su perfil y la caída en su garganta. Contemplo durante un tiempo infinito aquel semblante. Aquello lo era todo: cielo e infierno. Pero es hora de regresar a donde pertenezco…
Apago el despertador con la palma de mi mano y abro los ojos.

por: daya.dmg

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