El caballete:

Escritura semanal de pequeñas historias por un grupo de personas con mucha imaginación y poco tiempo libre.


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Cuento: El aprendiz

Tema: magia
Palabras: albergue, portador, paralelo  //  candelabro, despedida, perspectiva



Despierta el joven aprendiz en sus aposentos de oro. Con la luna aún sobre su cabeza inicia sus ejercicios diarios, los que le servirán algún día para matar, o para proteger. Transcurre una mañana tranquila en meditación, junto con aquellos igual a él compartiendo el mismo espacio de rezo y retrospección. Al finalizar una tarde de entrenamiento se le ha concedido salir de aquel recinto por algunas horas. Con cierto júbilo en su corazón, nacido de la mera curiosidad de romper su rutina, se coloca su traje y cubre su cabeza con la capucha gris. Apresura su paso para dar con uno de sus maestros en la compuerta del templo.
El bullicio y los colores del mercado de la ciudad lo aturden con maravilla. Un centenar de diferentes frutas, semillas, esencias, flores y antigüedades se reparten a su paso por los pasillos adoquinados. Caminó a lo largo de aquellas calles paralelas estudiando a los de su especie, apenas un agasajo de sus costumbres, de sus modos, un vistazo apenas a una vida libre y corriente.
Poder. Aquello que te libera, te puede acorralar.
Ser despertado a la verdadera realidad, puede impedirte disfrutar lo agradable del sueño, a cambio de la perspectiva necesaria para entender el mundo. Ser portador de la capacidad de discernir en la materia, el tiempo y el espacio, para así modificarla a su antojo, alberga a su vez enormes responsabilidades, detrás de cada decisión, grandes consecuencias. En un ataque de ira podría haber desaparecido todo aquel mercado que cautivó su corazón esa cálida tarde.
A la luz de un candelabro de su templo planificó su huida. Quince ciclos de luna después se despidió de aquello que simbólicamente representó una vida y abrió silenciosamente una puerta hacia un mundo que desconocía y que lo desconocía a él. Así durante largas estaciones, y numerosos años ha recorrido bosques espumeantes y laderas grises donde los hombre de niebla caminan. Por las ciudades donde el hombre maneja al hombre y en los desiertos de arena, hielo, agua y fuego, donde la vida se oculta tras máscaras más humildes. Todo ello en una interminable búsqueda; desentrañar aquel conocimiento que aún permanece oculto para sus ojos, la de entender el corazón de los hombres.

Continuar

Camino a través del pasillo, que a medida que avanzo noto que más largo es y la penumbra baña todo cuanto me rodea, como si la noche fuera eterna en éste lugar, como si el tiempo detenido estuviera, y nada llegara a su final.
Camino por instinto, con miedo a tropezar y caer o a algo inesperado toparme, el miedo se acrecienta y se apodera de mí, milímetro a milímetro.
El aire frío del ambiente me congela hasta el alma, y me hace necesario el caminar, el frío sudor corre, pero por el miedo nada más.
Una carcajada se escucha a lo lejos, maliciosa, llena de burla y mi corazón comienza a saltar, sé que me observa, pero no sé si está tan lejos como su risa me deja escuchar.
Tiemblo, con el pánico apoderándose de mí y comienzo a preguntarme ¿Por qué me metí aquí?
Lloro, y me fijo en que mi perspectiva es distinta a la que mi acechante tiene de mí: yo, miedo y él de ello se aprovechará, porque con miedo no pensaré en qué hacer, mientras el dominio será de él.
Si moriré igual, ¿Para qué entonces perder mi valor y dignidad?

Cierro mis ojos, respiro, dejo de temblar.
Acelero el paso, siento y dejo de en vano intentar mirar.
De todo me despido, recordando aquello que en vida más valor pude dar, porque en cualquier momento puede llegar mi final.
Sonrío, sin miedo, y la luz en un candelabro se deja vislumbrar.
Lo tomo y recorro el pasillo, que a muchas puertas me conduce, notando que solo estoy y que la risa fue el eco de mi temeroso pensar.

Y en las puertas comienzo a tocar, buscando a quien amablemente abra y no me detendré hasta en alguna poder entrar.


Sarasnake

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