Palabras utilizadas:
vidrio, fuego, ilusion

El empolvado pasillo, los altos e inestables estantes de madera, el susurro silente, las pisadas de uno que otro roedor, quien sabe donde. Las multicolores luces resplandecen desde las repisas, llamándonos, atrayéndonos, incitándonos. El chirrido de la puerta, en algún lugar de este lugar, nos extrae de mala gana de nuestra distracción. Una desaliñada silueta se acerca y atraviesa el pasillo paralelo a donde nos encontramos. La incandescente penumbra como aliada, seguimos al sujeto. El traje oscuro, el caminar, la respiración, conjunto perfecto que peligrosamente nos atrae. Respira profundo, se arrodilla y recita algo incomprensible a oídos burdos. Se pone de pie y su blanquecina mirada nos atraviesan, una corriente nos recorre, hemos sido descubiertos… o, tal vez no. El sujeto se dirige a la 3era repisa del 8vo estante, y observa con atención. Nos acercamos tanto como podemos. El resplandor dorado en una botella, inunda la cara del auditor. El resplandor es fuego, dorado, vibrante, lleno de vida. La toma, la destapa y comienza a vaciarla. El fuego sale poco a poco, y se va esparciendo, liquido, como vidrio fundido, y se va evaporando en una exposición de hechos, un niño emocionado junto a la bicicleta deseada, el rostro de una mujer iluminado bajo el velo blanco, el llanto de un recién nacido, el feliz dolor de ver partir a los hijos hacia la vida…, el recuerdo de todas las ilusiones, sueños, cumplidos y dejados de lado, por falta de tiempo o de quien sabe que? El fuego termina de salir y de secarse, un brillo ilumina aun la magnifica botella, la toma y la rompe con la mayor gentileza posible, un suspiro sale de ella y acaba antes de ser percibida, guarda los restos y susurra “quedaras por un buen tiempo” y los coloca donde antes estaba la botella. Sigue avanzando, se agacha y toma una botella de gran tamaño del estante mas bajo, el vidrio fue moldeado con mucho detalle sin embargo evoca un inexplicable desprecio, asco, horror… las negras llamas en su interior, crepitan con fuerza en inundan la botella de nubes igual de oscuras, arremolinadas contra el vidrio interno. Acuesta la botella contra el piso, las nubes se alteran, como buscando huir de un terrible destino; coloca la pesada bota sobre la botella y la pisa con fuerza, un grito se desprende del interior al tiempo que una sonrisa de satisfacción se dibuja en el rostro y un putrefacto liquido comienza a salir por las grietas; vuelve a pisar, y el grito desgarra el aire, el liquido inunda el suelo y se esparce, imágenes se riegan, múltiples miradas de terror, de muerte nos observan, ilusiones destruidas, es imposible continuar mirando; otro grito desesperado nos atraviesa los oídos y finalmente el vidrio se desgarra del todo. Levantamos la mirada, el suelo esta pulcro, no queda rastro alguno de lo sucedido. Seguimos hasta una repisa al final del pasillo, es una repisa pequeña y, a diferencia de las botellas en los estantes –diferentes entre si-, múltiples botellas pequeñas en ellas, todas exactamente iguales, una llama azulada flamea débilmente en su interior, se coloca guantes antes de tomarla, la destapa, deja caer la llama en su palma, aquí no hay nada que ver, nada de ilusiones, nada de dolor, nada, sencillamente no dio tiempo, y mientras sopla la llama, una lagrima recorre su mejilla y la llama se trasforma en una perfecta lagrima de diamante “tal vez te den otra oportunidad” y la coloca en uno de sus bolsillos. Un dolor involuntario nos sobrecoge. Finalmente, camina hasta otro estante, toma una botella, es de mediano tamaño, no tiene nada particularmente especial pero una extraña sensación de simpatía nos embarga. El sujeto se voltea rápidamente hacia nosotros, pero sus ojos ya no están ciegos, el halo de fuego púrpura nos atraviesa. “este no es lugar para mortales” y deja caer la botella, el crash nos llena la cabeza y todo se oscurece, todo acabó...
Escrito por RBK