La nada, suave elemento, recóndito lugar. Allí descansan enseres abandonados, artículos inútiles, algunos mártires y cientos de próceres. Enclaustro neblinoso y humeante donde realidades reducidas a mitos juegan ajedrez.  ¿Qué se necesita para dejar de recorrer los eternos pasillos del olvido y morir grabado en la memoria colectiva de una humanidad?. El todo, un laberinto de oportunidades, se muestra lejano y exclusivo con un pequeño manojo de nombres escrito en sus compuertas. La nada se expande, en el negro confín que rodea planetas, donde cada grito se desvanece en vanos intentos. ¿Es acaso el silencio y el olvido, un laberinto cuyo inicio es su final? ¿O solo debemos detenernos, ver a los laterales y observar, como fuera de la corriente masiva de hechos que conlleva seguir el orden preestablecido de las cosas se encuentra la eternidad? Nadar un poco contracorriente y ver nuestros pasos, que labran nuevos caminos, a donde nos llevarán?.  Ahora todos en aquel rio inevitable te observarán, extrañados de tu nueva capacidad, allí contemplarás como todos son uno, y cada uno es una sombra que no existió jamás.

Por: Daya.dmg