El caballete:

Escritura semanal de pequeñas historias por un grupo de personas con mucha imaginación y poco tiempo libre.


27º Ronda de Cuentos: Víctima Nº 7.

Las palabras empleadas han sido: calle, beso, fuego.


Un goteo me despierta, y al entreabrir mis ojos, trato de enfocar donde yazgo. Escotomas de luz pululan alrededor, es de día, y estoy cegada por la luz, como si llamas de fuego ardieran en mis ojos. Al incorporarme, un tinte herrumbroso sobre mis manos y ropa se evidencia, el olor, imposible de no percibir e identificar después de tantas veces hacer lo mismo, seis veces, para ser más precisa y aunque la técnica ha mejorado, yo envejezco y me agoto con más facilidad.
Me siento agotada, asténica, producto del desborde energético, ansioso y creativo de la noche que quedó atrás. Al igual que un cuerpo con solo dos extremidades, ha quedado atrás. Mi error ha sido humano, justificable, y por mi equidad y sed de justicia, porque ésta vez tenía que hacer por completo pagar, a quien sus brazos quiso mantener sobre él, mi propiedad.
Y el goteo que escuché, ahora contemplo, es mi premio ante su estupidez inmensurable. Si supiera cuánto tiempo pasó desde que lo supe todo… Atravesar su pecho y vientre hubiera sido menos insidioso de no haber sido por cada día que pasó mientras la buscaba, mientras esperaba la oportunidad de hacerle pagar, de olerla, de ver sus ojos llenos de miedo ante mí, de verla llorar y suplicar, a sabiendas de que el perdón no era un asunto discutible. Pobre ilusa, pálida y desangrada mujer, si supiera lo nefasta que se ve al estar muerta, no habría hecho nada por irrumpir en mi terreno.
De todas, la más torpe, pero mejor dotada. De todas, la más consecuente, la que por mirar demás, mereció ser enucleada, y sus ojos, a su perro daré de comer, total, algo de su ama debe para él quedar.
Tengo dos opciones en la mañana de hoy. La primera, limpiarlo todo, con cuidado, como siempre, en la calle camino a casa, meditar y retornar, a su lado, a la cama, con la excusa de una emergencia tardía que cubrir, la segunda, llamarle y esperarle, para acabar con todo de una vez por todas. No soporta la sangre, lo sé, así que vomitará hasta morir o desmayarse y más si es sangre de su… bueno, su ex-amante de más cercana data. Tampoco le gustará ver que ya no es de una pieza, y es una verdadera lástima que no es armable. Pero, sabrá que ha vivido vigilado todo este tiempo, que le he ahorrado el miedo y que todas ellas no se han ido por un beso suyo, si no por un beso de la mismísima muerte, cortesía de mí.
Sarasnake :)

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