Las palabras empleadas han sido: mentira y desear.

Desear ser transparente en un momento es para muchos un anhelo imposible. Dejar tus ideas fluir abiertamente sin miedo a ser juzgado, sin miedo a perder lo que has ganado, sin miedo a dejar ver que así realmente se es, sin miedo a que todo termine para finalmente tomar la decisión de algunas cosas cambiar o de que por el contrario todo te haga cambiar para bien o para mal.
De pie firmemente estar, con la manos empuñadas como si algo no desearas por nada del mundo escapar, tu único aliado al momento de querer tus cuentas sincerar, pese a todo previo simulacro, ensayo, o como se le desee llamar, nada se compara a experimentar el momento en tiempo real, en el que tu único aliado es el valor, cuentas con nada más.
Te aproximas y frente a frente con tu confesante estás, le miras directamente como si desearas que todo lograra adivinar para ahorrarte el pánico de tener que hablar. Piensas: si ya lo sabe, entonces, ¿por qué por esto tengo que pasar?, cuando lo sepa, seguramente me matará, lo creerá mentira o también puede que pienses en que no le importará, cuando quizás en su vida sólo eso aguarda en realidad.
Te acobardas y sólo deseas poder escapar, pero piensas en que finalmente podrás descansar pese a todo lo que digas, ya que a la final es la verdad. Rememoras todo lo vivido, lo inesperado que la vida como obsequio inmerecido te ha brindado, imaginas no poder algo igual experimentar, pero esa persona más de una vez entre los extremos del cielo y el infierno te ha hecho estar, sin saberlo con claridad.
En el dilema de saber que no quieres a la fuerza retener, pero por nada del mundo quieres dejar escapar a quien te brinda la posibilidad de vivir en verdad, te entregas a lo incierto, a lo que eres y que pretendes dejar brotar y mientras hablas piensas, esto pronto acabará, sea lo que sea, a la final, lo justo se dará aunque también de injusticia se puede disfrazar…
Snakenight.