El caballete:

Escritura semanal de pequeñas historias por un grupo de personas con mucha imaginación y poco tiempo libre.


Cuento: Semblante

Palabras utilizadas: 
complacencia, roce, descubrir, sorprender


      Avanzo por cámaras sombrías de mi subconsciente; dejando atrás numerosos corredores, plazoletas desiertas de mi niñez, desvanes llenos de temores, bodegas de sabores, aposentos para sueños y metas, alcobas de seda para mis fantasías. Asomo mi cabeza en aquellos vestíbulos donde todos aquellos que conozco se encuentran de pie mirando fijamente mi rostro, les sonrío con complacencia a aquellos espectros de mi mente mientras continúo mi camino. Cruzo por un callejón de cosas olvidadas, donde rozo con la palma de mi mano una vieja bicicleta, la jaula de tórtolas de la casa de verano, el libro que nunca devolví, el cenicero humeante del abuelo, la radio desvencijada que cantaba boleros, todo lo dejé atrás y me senté en una solitaria estancia, llena de los cuadros que pinté en aquellos tiempos de juventud. En una repisa de caoba empolvada reposaban los libros que he leído, discos que he escuchado, cartas que he escrito. Un río serpentea lascivo a mis pies y el primer perro que tuve brinca despotricado sobre el agua queriendo arrancarle la cabeza con el hocico como si fuese algún antiguo ritual. La materia a mi alrededor se transmutaba como el humo de un incienso cuando cumple su labor en alguna esquina.  A pesar que no es la primera vez que vengo aquí, siempre me sorprendo al descubrir aquello que vine a buscar. Frente a mí observo un rostro, lo escucho, lo huelo, lo  saboreo, siento aquel  rostro; todo ha desaparecido y solo está él. Aquel conjunto de facciones me invade y yo lo invado. Aquellos ojos cerrados, pestañas cubiertas de escarcha blanca como nieve, labios algo quebrados y secos, pómulos pálidos y una nariz que respira lentamente. Rozo con el poder de mis recuerdos, moldeando cada detalle; perfeccionando mis propias divagaciones. Perfecciono la curva de su perfil y la caída en su garganta. Contemplo durante un tiempo infinito aquel semblante. Aquello lo era todo: cielo e infierno. Pero es hora de regresar a donde pertenezco…
Apago el despertador con la palma de mi mano y abro los ojos.

por: daya.dmg

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