Despierto una vez más en medio de sabanas empapadas de sudor, despierto una vez mas sumergido en la angustia inesperada, terrible, anhelada. Trato de calmar mi agitada respiración, trato… los fantasmas me rodean, me agobian los recuerdos, tus recuerdos, inexistentes todos ellos, ilusiones de un futuro, pasado, presente que no fueron o que se fueron. No tengo idea! Mi memoria me traiciona y lancina mi alma y mi espalda como arco sobre cuerdas del maravilloso violoncello de tus caderas. AH!!! ¿Donde estas? Tu mi etiopia, mi luz de luna, mi fascinante e ilusoria fantasía. No hay genialidad que escape al deseo de tu cuerpo, no hay ser sobre la tierra que no vea lo que eres, que no te desee. Intento dormir de nuevo y soñar, regreso invencible a tu exótica costa, regreso sin prisas, sin dudas, sabiendo que la mayor de mis glorias eres tú, tus caderas, tu pecho, tu mirada. No se si exististe, no se si fuiste real, no se ni donde estoy ni mucho menos si estoy. Las blancas paredes se cierran, su mullida estructura ahogan mis gritos, almohadas verticales que rodean mi ser. Si tan solo pudiera lograr quedarme en ese sueño, si tan solo lograra finalmente quedarme en ti. Luego despierto una vez más y recuerdo el sueño de un sueño que es mi realidad o que quizás es tan solo un sueño y nada más.
r.asuaje