“Nació. Posteriormente los hechos de su vida fueron desconocidos hasta la llegada de su niñez, donde ya se conocía sus hábitos trabajadores. Diariamente regaba con afán todas sus flores, limpiaba el terreno de los baobabs, y deshollinaba sus tres volcanes, incluso el inactivo, uno nunca sabe. El inicio de su joven vida transcurrió en una profunda soledad, que se supo lo afectaba profundamente debido a un repetido hábito de observar atardeceres.

La transformación de una vida sencilla y rutinaria a aquella vertiginosa aventura que definiría su futuro y que lo haría merecedor de biografiarse se debió a un pequeño cambio que deshizo el orden de su vida: el amor.

Fue una rosa, se piensa que de pétalos rojos, la que despertó en él aquellos sentimientos. Era diferente; florescencia tan distinta a las llanas flores de pétalos sencillos y atractivo vacío que había visto a lo largo de sus pasos en su pequeño mundo. Tan compleja y vanidosa! Que curiosidad le había originado y fue esa vanidad junto con su propia ignorancia del amor lo que lo llevó a marcharse de su lado y recorrer otros 7 planetas.

La tierra, su último destino, le brindó inóspitos paisajes, las montañas más altas que habría contemplado, volcanes gigantescos al lado de los suyos, millares de rosas en el exterior iguales a la suya. Conoció a los humanos, curiosa raza, que a sus ojos corrían y corrían y aquello sin saber a donde sus pasos dirigían.  Fue en la tierra donde comprendió finalmente, aquello más importante es invisible a los ojos. Su rosa era diferente a las demás rosas que pudiese encontrar. El valioso tiempo a su lado la había hecho diferente para él. Fue el zorro quien le regaló aquella enseñanza y él le regaló a cambio el color del trigo.

Duró un año su travesía en la tierra iniciando y finalizando en el Sahara.  Volvería a su hogar a visitar a su rosa, sin embargo posterior a su partida no se supo más de su paradero. Se espera que pudiese llegar a su lado.

Atte. El aviador”

Escrito por Daya.dmg