El caballete:

Escritura semanal de pequeñas historias por un grupo de personas con mucha imaginación y poco tiempo libre.


3° ronda: ajedrez

palabras utilizadas:
ajedrez, lluvia, llegada


La lluvia sigue cayendo, el olor a tierra húmeda llena los pulmones del caballo nocturno recostado en el lugar de honor del final de la caballeriza, hoy le ha tocado descansar, en función de la lluvia por supuesto. Espera con ansias la llegada del caballero que es su jinete, llevan muchas batallas a cuestas, muchos de sus hermanos, de sus hijos. La lluvia sigue cayendo, respira profundo y vuelve a reposar su cabeza sobre el mullido heno. L poco despierta de nuevo, su jinete ha llegado, sus pasos firmes resuenan sobre el entablado. Se acerca a él, y en seguida se levanta, el majestuoso porte del equino casi duplica el tamaño del jinete. Este lo cepilla en silencio. La lluvia continúa cayendo, aunque un poco menos intensa. Luego de un rato, se apoya en su costado, libera parte de su preocupación, mientras respira suavemente unas cuantas veces. Finalmente la lluvia cesa del todo y un terrible sol aparece del golpe en un repentino cielo despejado. El calor del la lluvia evaporándose rodea rápidamente el aire llenándolo de humedad. Una trompeta suena a lo lejos. Ha llegado el momento. El caballero se marcha, el corcel se vuelve a recostar, sabe q dentro de poco necesitara sus fuerzas y no esta del todo seguro de si volverá, nunca logra estarlo del todo. Respira profundo. Al poco tiempo regresa el jinete, esta vez luce su impecable y característico traje negro. El tiempo ha pasado, la llegada de una batalla nunca es igual a la anterior, la llegada del final, la llegada de la partida, de la muerte. Es imposible no pensar en ello. Otra trompeta suena ahora mas cerca. Ambos respiran profundo. El jinete cabalga sin miedos, seguro, al igual que su caballo bajo el. Las dudas, las inseguridades, el miedo, quedan ahí, tras ellos. Asume su lugar, al frente del resto de sus jinetes, junto a las tropas de la iglesia, a los laterales del resto del ejército. La silenciosa tensión atraviesa lancinante el aire. Es difícil respirar para algunos. Los caballos se agitan. Todos menos uno. Nuestro jinete posee una misión diferente al resto, distractores, para que todo acabe, es necesario cortar la cabeza de la miserable inutilidad de una mente que se regodea en su “debilidad”, su amada debilidad que le permite disponer de vidas que no le pertenecen, que le permite aislarse en su reforzada defensa. Ese es su trabajo, acabar con esto de una vez, para eso ha sido llamado. Las trompetas suenan desde todos lados, los estandartes se alzan. Ha llegado el momento para el caballo y su caballero.

escrito por Rebeca

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